La danza de bienvenida, también conocida como danza de equilibrio universal, es una práctica ancestral heredada de nuestros antepasados que simboliza el inicio y la conexión espiritual dentro del círculo sagrado o calpulli. Más que un simple acto ceremonial, esta danza representa la armonía entre los cuatro elementos —agua, tierra, fuego y aire— y la unión del ser humano con el cosmos.
Durante esta danza, la vestimenta prehispánica cobra un papel esencial: no solo adornan, sino que canaliza energía y honra a las deidades. Los danzantes portan atuendos elaborados con materiales naturales o sintéticos como algodón, plumas, cuero, conchas y semillas, cada uno con un significado espiritual. Los colores también tienen un propósito: el rojo simboliza la fuerza vital, el blanco la pureza, el azul la sabiduría y el amarillo la luz del sol.
Los tocados, brazaletes y collares funcionan como extensiones de la energía del cuerpo, recordando la conexión entre el ser y el universo. La danza, acompañada por el sonido de tambores y caracoles, abre el espacio ceremonial, equilibra las energías y prepara a los participantes para el encuentro con lo sagrado.
Así, la danza de bienvenida no solo celebra la vida, sino que reafirma nuestra raíz espiritual y el legado cultural de los pueblos originarios.
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