Un árbol natural cuesta entre $500 y $1,200 pesos, dependiendo del tamaño y especie. Un árbol artificial puede costar entre $1,000 y $3,000 pesos, pero dura entre 6 y 10 años. A corto plazo, el natural es más barato, pero el artificial puede ser más rentable si se reutiliza. Eso sí: el artificial está hecho de PVC y metales, materiales que contaminan en su producción y tardan siglos en degradarse. El natural, si proviene de plantaciones certificadas, puede ser compostado y tiene menor huella de carbono.

Cortar un árbol no siempre es negativo si se hace en viveros que reforestan tras cada tala. Por cada árbol navideño cortado, se pueden plantar uno o más nuevos, lo que ayuda a capturar carbono, proteger suelos y conservar biodiversidad. En cambio, los árboles artificiales requieren transporte internacional, energía fósil y generan residuos tóxicos. Según expertos, si usas un árbol artificial por más de 10 años, su impacto se reduce, pero si lo cambias cada 2 o 3, es más contaminante que el natural.

Natural o artificial, lo importante es cómo lo eliges, lo usas y lo desechas. Porque el espíritu navideño también puede cuidar al planeta.

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