Este delicioso símbolo del Día de Muertos tiene raíces prehispánicas, cuando se ofrecían alimentos a los dioses como parte de los rituales. Con el paso del tiempo, la tradición se fusionó con el pan europeo, dando origen a la pieza que hoy conocemos: redonda, con “huesitos” de masa que representan el ciclo de la vida.
Lo mejor es que no hay una sola receta, pues cada región de México le da su toque: puede ser con ajonjolí, relleno de nata, cubierto de azúcar, chocolate o hasta rellenos gourmet que hacen suspirar a más de uno.
Cempasúchil: la flor que pinta de vida y color a en otoño