Durante generaciones se ha transmitido la idea de que los camarones no deben comerse en los meses que no llevan la letra “R”, es decir: mayo, junio, julio y agosto. Esta recomendación, que parece tradición, en realidad tiene fundamentos tanto biológicos como sanitarios que explican su origen.
Hoy, con tecnologías modernas y control sanitario, el riesgo es menor. Sin embargo, la regla de los meses sin “R” sigue vigente en zonas pesqueras, donde aún se respeta como guía para proteger la salud del consumidor y los ciclos de vida del producto.
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Lo que hay detrás de la veda de camarón
La razón principal para evitar el camarón en estos meses es que muchas especies entran en temporada de reproducción, por lo que autoridades establecen vedas pesqueras para permitir su regeneración. Consumirlos durante ese periodo va en contra de las normas de conservación y sostenibilidad.
Además, mayo, junio, julio y agosto coinciden con los meses de más calor en el año, lo que aumenta el riesgo de que el marisco se descompusiera si no era conservado correctamente. Antes del uso del hielo y la refrigeración, esto representaba un verdadero riesgo de intoxicación alimentaria.
¿Se puede comer camarón en los meses sin “R”?
Sí. Actualmente, si el camarón proviene de fuentes certificadas y se respeta la cadena de frío, no representa un peligro consumirlo, incluso en esos meses. Lo importante es verificar su frescura y el cumplimiento de las normas pesqueras locales.
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