El cempasúchil florece justo en octubre por su ciclo natural. Se siembra entre julio y agosto y en octubre, estalla en color y aroma intenso. Su tono naranja simboliza el sol, y según la tradición, iluminan el camino de las almas que vuelven del más allá.
En Morelos, municipios como Cuernavaca, Jiutepec, Cuautla, Tepoztlán y Ayala se llenan de esta flor sagrada. Desde los campos hasta los mercados, el cempasúchil conecta la tierra con la memoria.
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