Una vez más, el gobierno federal se prepara para aplicar un fuerte incremento al impuesto especial sobre los refrescos, bajo el argumento de proteger la salud pública; sin embargo, la realidad parece apuntar en otra dirección: la salud no es prioridad de Morena, sino la recaudación fiscal.
A partir del próximo año, el gravamen pasará de 1.64 pesos por litro a 3.08 pesos, lo que representa prácticamente el doble. Esta medida afectará directamente a millones de consumidores, mientras las autoridades defienden la narrativa de que se trata de una estrategia para reducir la obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes.
El discurso oficial frente a las cifras de recaudación
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que “el objetivo no tiene nada que ver con recaudar, sino con evitar que se abuse de las bebidas azucaradas por el efecto en la salud de todas y de todos”. No obstante, declaraciones de su propio equipo contradicen este planteamiento.