La represión se ha convertido en el arma favorita del régimen para intimidar a las voces críticas. Así ha quedado de manifiesto en las últimas movilizaciones. Es el momento justo en que un ciudadano cae de una pedrada en la cabeza lanzada por la policía.

Los granaderos, esos que supuestamente ya no existían, agarraron parejo y lanzaron piedras, gas lacrimógeno y polvo químico de extintor. En las calles aledañas al zócalo, así se abalanzaron 10 contra uno.

Para uno. Esta mujer arrastrada por el suelo. Vean esto nada más. A este hombre que sangraba de la nariz, así se lo llevaron. Nada, por favor.