Este fenómeno tiene una explicación científica bastante simple (y un poquito mágica): la luz del sol se dispersa al atravesar la atmósfera. Cuando el sol está bajo, sus rayos recorren más distancia, los tonos azules se desvían y los naranjas y rojos dominan el panorama. Es como un filtro natural que Instagram no puede igualar.

Además, factores como la contaminación, el polvo o incluso el humo de incendios pueden intensificar esos colores. Así que la próxima vez que veas ese cielo naranja, recuerda: estás frente a un espectáculo gratuito de la naturaleza, digno de foto.

Erika Coss, Triatleta morelense