En estas fiestas patrias y a lo largo del año, la danza folklórica mexicana se convierte en un símbolo de identidad y orgullo. Con cada movimiento, los bailarines transmiten historias, emociones y la herencia cultural que ha pasado de generación en generación.

Los coloridos trajes, las máscaras y la música son más que un espectáculo: representan la fusión de culturas prehispánicas y europeas, así como la conexión con las creencias y costumbres de cada región. Para quienes la practican, el folklore no es solo baile, sino una forma de unión, alegría y orgullo por mantener vivas las tradiciones de México.

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