Aunque este árbol viene de China, aquí lo adoptamos como nuestro. El suelo fértil y el clima cálido de Morelos lo hacen crecer sin problema. Además, sus frutos están llenos de vitaminas C, B y A, perfectas para fortalecer el cuerpo en temporada de frío.

El níspero se reconoce fácil: frutos enteros, pulpa firme, piel brillante y un sabor que no se olvida. Con él se pueden preparar de todo: desde licores, mermeladas, jaleas y almíbares, hasta postres que conquistan cualquier antojo.

Existen muchísimas variedades en el mundo, pero en México sobresalen dos: Tanaka y Argelino, con las que se producen más de 90 toneladas al año. El Estado de México es el líder nacional, pero en Morelos lo disfrutamos directamente del árbol, como un regalo natural de nuestra tierra.

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