¿Sabías que antes del cempasúchil, el pericón era la flor más usada en las ofrendas del Día de Muertos?

El cempasúchil en los tiempos modernos es muy conocido por ser utilizado en las ofrendas de Día de Muertos, pero antes se usaba más la flor de pericón.

Pericón
Fotografía ilustrativa.|Créditos: Redes sociales
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Durante las celebraciones de Día de Muertos hay una flor que destaca siempre, sobre todo por su color y el significado que tiene para las ofrendas: el cempasúchil. Sin embargo, a pesar de que es muy característica de estas fechas, no siempre fue el estandarte de los altares.

Antes del cempasúchil estaba el pericón, la misma que se utiliza para realizar las cruces que se colocan en las puertas, ventanas y entradas de sembradíos en las vísperas de los festejos de San Miguel Arcángel.

El pericón era usada en las ofrendas prehispánicas

En el corazón de la cultura mexica, las ofrendas eran conversaciones con los dioses, y el pericón era su mensajero estrella. En Tenochtitlán esta flor se colocaba en altares dedicados a deidades como Tláloc, o Xochiquetzal. Se pensaba que su perfume ahuyentaba lo negativo, y se entretejían con maíz, cacao y copal para invocar fertilidad y protección.

Los sacerdotes la usaban en baños rituales purificatorios antes de las ceremonias, creyendo que su esencia limpiaba el espíritu como un río dorado. El pericón simbolizaba la abundancia de la Madre Tierra, y en fiestas como la Ochpaniztli, dedicada a la cosecha, se esparcía por los caminos para guiar a las almas y alejar espíritus errantes.

¿Cuál es el significado de la flor de pericón, según los mexicas?

Para los mexicas, el pericón era un emblema vivo del ciclo cósmico. Su color amarillo evocaba al Tonatiuh, representando la dualidad de la vida y la muerte. De igual forma se creía que sus pétalos capturaban la esencia solar para revivir la tierra estéril. Según códices como el Borgia, simbolizaba la fertilidad femenina y la protección contra el mal de ojo, un escudo etéreo para guerreros y madres.

Asimismo, se creía que el pericón encarnaba la transformación, pues al marchitarse liberaba semillas que brotaban con fuerza, como el alma que viaja al Mictlán y regresa. Los poetas mexicas lo cantaban en himnos como ofrenda a la belleza efímera, recordando que “la flor que hoy danza, mañana es polvo estelar”.

Pericón: la flor que sana, protege y limpia

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