Hoy lo asociamos con ofertas y filas interminables, pero el primer Black Friday fue un desastre financiero que sacudió a Estados Unidos.
El 24 de septiembre de 1869, los especuladores Jay Gould y James Fisk intentaron manipular el mercado del oro en Wall Street. Su plan: comprar grandes cantidades del metal para elevar su precio artificialmente y luego vender con enormes ganancias. Pero el gobierno, al darse cuenta, liberó reservas de oro al mercado y el precio se desplomó. El resultado: una crisis bursátil, bancos quebrados, agricultores arruinados y miles de personas afectadas. Ese día pasó a la historia como el “Viernes Negro”.
Décadas después, el término “Black Friday” fue retomado por policías de Filadelfia para describir el caos vial tras el Día de Acción de Gracias. Más tarde, los comercios lo resignificaron: de números rojos a números negros, es decir, de pérdidas a ganancias. Así nació el viernes de descuentos, que hoy mueve miles de millones de dólares en ventas globales. Pero su origen, sigue siendo una advertencia sobre la codicia.
Cada vez que compres en Black Friday, recuerda que su nombre nació del caos, no del consumo. Porque detrás de cada oferta, hay una historia que vale la pena conocer.








