Su cultivo comienza meses antes, pero es a mediados de octubre cuando invade mercados, tianguis y hasta las calles, llenando todo de su característico aroma. Más que una planta, es un símbolo: sus pétalos representan la luz que guía a nuestros seres queridos en su regreso al mundo de los vivos. Desde macetas en balcones hasta tapetes en plazas, el cempasúchil no solo embellece, también conecta tradición, memoria y orgullo mexicano. Y aunque su auge es ancestral, cada año cobra nueva vida en las manos de productores locales y en las celebraciones que mantienen viva la cultura.

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