La mandarina es una fruta irresistible por su sabor y facilidad para comerla, pero surge la duda: ¿es mejor quitar toda la piel blanca, llamada albedo, o dejarla? Esa capa esponjosa entre la cáscara y los gajos no solo es comestible, sino que contiene nutrientes valiosos, los cuales se pierden al desecharla.
Aunque su textura fibrosa puede resultar incómoda para algunos paladares, la ciencia respalda que comer la mandarina con albedo es más saludable. A continuación, te explicamos por qué.
Ventajas nutricionales de comer el albedo de las mandarinas
- 1. Rico en fibra soluble: El albedo aporta hasta 2 gramos de fibra por mandarina, el doble que los gajos solos. Regula el colesterol, estabiliza el azúcar en sangre y mejora la digestión.
- 2. Concentración de bioflavonoides: Contiene hesperidina y naringenina, antioxidantes que refuerzan los vasos sanguíneos, reducen la inflamación y potencian la acción de la vitamina C. Estos compuestos ayuda a tener menor riesgo de enfermedades cardíacas.
- 3. Control de peso y mayor saciedad: La fibra del albedo aumenta la sensación de llenura, ayudando a evitar picoteos. Además, su bajo índice glucémico evita picos de insulina.
- 4. Efecto prebiótico: Alimenta la microbiota intestinal, favoreciendo bacterias beneficiosas.
Cabe recalcar que el albedo es ligeramente amargo, pero en mandarinas frescas y maduras apenas se nota. Si te molesta, pela sólo una pequeña parte o elige otras variedades con un albedo más delgado.
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