Este parásito, que afecta principalmente a bovinos, provoca lesiones graves en los animales y pérdidas económicas significativas. México había sido declarado libre de la plaga en 2016, gracias a un programa binacional con Estados Unidos, lo que permitió mantener activa la exportación de ganado hacia ese país y otros mercados.
Hoy, las autoridades de sanidad animal refuerzan la vigilancia en las regiones afectadas y llaman a los ganaderos a reportar de inmediato cualquier sospecha. En estados del norte y sur del país ya se aplican medidas de control, pues contener al insecto es clave para no comprometer la producción nacional ni las exportaciones.
De momento, el comercio internacional de ganado sigue abierto, pero bajo estricta supervisión para evitar riesgos. La colaboración de productores y autoridades será esencial para mantener la ganadería mexicana libre de esta plaga.
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