Cada temporada de lluvias, las hormigas de San Juan, o chicatanas (Atta mexicana), transforman las calles de Morelos en un escenario natural y gastronómico. Estos insectos alados, que emergen en junio y julio, son un ingrediente ancestral en la cocina mexicana, ligados a tradiciones prehispánicas y al dios Tláloc.
A continuación, exploraremos por qué abundan durante esta época y cómo se convierten en platillos únicos que enriquecen la cultura de Morelos.
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¿Por qué abundan las hormigas de San Juan en Morelos durante las lluvias?
Las chicatanas aparecen tras las primeras lluvias debido a su ciclo reproductivo. Las precipitaciones ablandan el suelo, permitiendo que las reinas aladas salgan para su vuelo nupcial, clave para formar nuevas colonias. Este fenómeno, tradicionalmente ligado al 24 de junio, Día de San Juan Bautista, puede variar por el cambio climático.
Sus nidos oxigenan el suelo y fijan nutrientes, pero la urbanización y los pesticidas amenazan su hábitat, reduciendo su presencia en distintas áreas del estado de Morelos.
Las hormigas de San Juan son un gran aliado de la cocina
En Morelos y muchos lugares de la República Mexicana, las chicatanas se recolectan al amanecer tras las lluvias y se preparan asadas en comal, sin alas ni patas, para crear salsas con chile, ajo y sal, perfectas para tacos o memelas. También se usan en moles, tamales o como botana con limón y chile, destacando su sabor terroso.
En algunos mercados municipales, un kilo puede sobrepasar los mil pesos, y en restaurantes de Cuernavaca las incorporan en platillos gourmet, elevando su valor.
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