Los trasplantes de órganos son procedimientos médicos que llegan a salvar la vida de cientos de personas alrededor del mundo, permitiendo reemplazar un órgano dañado por uno funcional. Sin embargo, este proceso genera ciertos cambios físicos y emocionales en los receptores.
Asimismo, alrededor de esta cirugía existe un mito, el cual habla sobre adquirir recuerdos o sentimientos del donante. A continuación, exploramos qué sucede en el cuerpo luego de esta operación y exploraremos a fondo esta creencia.
Cambios físicos y emocionales después de un trasplante de órganos
Luego de un trasplante de órganos, el cuerpo enfrenta un proceso de adaptación. El sistema inmunológico puede reconocer el nuevo órgano como extraño, lo que requiere que las personas tomen medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo. Estos fármacos pueden causar efectos secundarios como fatiga, infecciones o cambios de peso.
Emocionalmente, los pacientes experimentan diferentes sensaciones, desde alivio hasta ansiedad o miedo que puede generar la incertidumbre en la recuperación. La adaptación psicológica es clave, ya que el impacto de una cirugía mayor puede generar mayor estrés, o cambios en la percepción de sí mismos.
¿Es real qué los receptores de un trasplante de órganos obtienen algunos recuerdos del donante?
Existe un mito tras estas operaciones que sugiere que los receptores de órganos pueden heredar recuerdos, gustos o emociones del donante. Dicho fenómeno es conocido como “memoria celular”, y aunque hay anécdotas de pacientes que reportan cambios en sus preferencias, como gustos alimenticios, no existe evidencia científica que respalde esta idea.
Algunos estudios médicos indican que estos cambios suelen estar relacionados con factores psicológicos, como la sugestión o el impacto emocional del trasplante, y no con una transferencia de memoria. El cerebro es quien almacena los recuerdos, no los órganos, por lo qué no hay mecanismos biológicos que permitan su transferencia.
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