Un estudio liderado por la Universidad de California en San Francisco y el laboratorio Chan Zuckerberg Biohub descubrió que los ovarios son un ecosistema dinámico.
No son solo almacenes de óvulos que se agotan con la edad sino que están rodeados por nervios, células de soporte y tejido conectivo que influyen en cómo maduran los óvulos y en el envejecimiento reproductivo. Este entorno puede acelerar o ralentizar la pérdida de fertilidad.
Este hallazgo abre nuevas puertas para entender la infertilidad, crear tratamientos más precisos y dejar atrás el mito de que la edad es el único factor. La fertilidad es un diálogo entre muchas células y ahora podemos escucharlo mejor.
La fertilidad no es un reloj que se detiene, es un sistema que evoluciona. Y entenderlo mejor, es el primer paso para cuidarlo con inteligencia y esperanza.
San Juan de Miraflores: la explosión y la tragedia