Y ojo al dato: para sonreír usamos entre 12 y 17 músculos, dependiendo de qué tan intensa sea tu sonrisa.
Los protagonistas son músculos con nombres rarísimos como el cigomático mayor y menor, el orbicular de los ojos, el elevador del ángulo de la boca, el risorio y algunos más. Lo bonito es que sonreír requiere menos esfuerzo físico que fruncir el ceño o llorar, pero el impacto es mucho más poderoso: te levanta el ánimo al instante.
Existe una sonrisa llamada “Duchenne”, que es la auténtica, la genuina. Esa que no puedes fingir porque se nota hasta en los ojos. Esa sonrisa libera endorfinas, activa el cerebro y nos da felicidad real.
En 1999, Harvey Ball, el creador del famoso “smiley face”, propuso que cada primer viernes de octubre se celebrara el Día Mundial de la Sonrisa.
¿Has sentido un frío en un músculo o que te dio un aire? Conoce de qué se trata