Según la cosmovisión prehispánica, este noble can acompañaba a las almas de los difuntos en su viaje hacia el Mictlán, el inframundo azteca. Por eso, cuando hablamos del Día de Muertos, el Xolo también aparece como un símbolo de lealtad, protección y compañía eterna.

Hoy en día, su figura se mantiene viva en ofrendas, artesanías y hasta en desfiles, recordándonos que nuestra cultura está llena de historias que conectan lo cotidiano con lo místico. Así que la próxima vez que veas un Xolo, piensa que, más allá de su apariencia única, carga con siglos de tradición y espiritualidad.

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