Cuando dos ciclones giran en la misma dirección y están lo bastante cerca, entran en una especie de coreografía conocida como efecto Fujiwhara.
En este fenómeno, los huracanes giran uno alrededor del otro como si fueran pareja de baile. Si uno es mucho más fuerte, el débil termina absorbido; si son similares en potencia, pueden fusionarse en una súper tormenta o simplemente girar un rato antes de seguir su camino.
Aunque es raro, este espectáculo natural puede ser muy peligroso. Un caso famoso ocurrió en 2017 con los huracanes Hilary e Irwin en el Pacífico Oriental, cuando la atmósfera nos regaló un show tan caótico como fascinante.
La naturaleza nunca deja de sorprendernos… y a veces hasta parece tener ritmo propio.
Huracanes en México: los más destructivos de los últimos tiempos