La lucha libre mexicana no es sólo un deporte, pues es un símbolo de identidad que caracteriza al país, pues su estilo y los luchadores enmascarados han hecho que el espectáculo se conviertan en una tradición de México. Sin embargo, son las máscaras lo que más suele sobresalir dentro del pancracio a nivel nacional e internacional.
Su origen se remonta al año de 1930 en Estados Unidos, pero no hasta la primer leyenda de la República Mexicana que esta característica trascendió para volverse parte de la identidad de la lucha libre en el país.
¿Quién fue el primer luchador mexicano enmascarado?
Nacido en el año de 1910 en Orizaba Veracruz, Jesús Anafacio Quintero Velázquez creció como hijo de un zapatero, pero su verdadero pasión fue la lucha libre. Velázquez debutó en 1930 como un rudo de la mano de la Empresa Mexicana de Lucha Libre, que hoy es el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), y destacó por su agilidad y habilidades.
Fue hasta el año de 1938 cuando se convirtió en el primer luchador mexicano en portar una máscara dentro de un ring, y adoptó el personaje de un murciélago siniestro no sólo para esconder su identidad, sino para infundir temor en sus rivales y el público. En 1940 luchó contra Octavio Gaona en una pelea máscara vs cabellera, a pesar de que perdió y tuvo que desprenderse de su máscara, vio el inicio de las “luchas de apuestas”.
¿Qué significaba la máscara de “El Murciélago”?
Para Quintero Velázquez, su máscara estuvo inspirada en el murciélago, pues es un ser nocturno. Tuvo elementos como el color negro, orejas puntiagudas y alas. Posteriormente, inspiró a leyendas como Blue Demon y Mil Máscaras, colocando así las bases de una identidad que alberga la lucha libre mexicana: las máscaras.
Lucha libre, ferias, tormentas y tradición en Morelos