Todo empezó con Björn Andrésen, el actor sueco que protagonizó Muerte en Venecia a los 15 años y fue coronado “el niño más bello del mundo”. Su rostro conquistó Japón y se convirtió en inspiración para artistas de manga como Riyoko Ikeda y Keiko Takemiya, influyendo en personajes icónicos como Lady Oscar y Gilbert Cocteau.
Aunque su vida personal estuvo marcada por desafíos y momentos difíciles, el legado de Björn perdura: su imagen ayudó a definir la estética de los protagonistas masculinos y femeninos en el manga shoujo, dejando una huella que todavía se percibe en el anime moderno.
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