El famoso puente de Cuachiles en Jiutepec, está pero que chancla vieja, con escalones rotos, tubos oxidados y más achaques que abuelito sin pomada. Los vecinos cuentan que hace muchos años un camión lo chocó y desde entonces quedó más dañado que el corazón de un adolescente.

Aunque aguanta, cada que alguien lo cruza se escucha el lamento “ay, nanita”, ya parece personaje de leyenda urbana, pero aquí no hay fantasmas, solo descuido.

Por ello, hacemos un llamado urgente al secretario de Obras Públicas, Omar Laguna, es ya hora de echarle una manita al puente antes de que se vuelva una atracción de deportes extremos.

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