Cada año, durante los meses más fríos, el Lago de Tequesquitengo emite un intenso olor a azufre que sorprende a turistas y habitantes locales. Aunque algunas leyendas lo atribuyen a presencias sobrenaturales o a una “puerta al inframundo”, la causa real es completamente natural y ocurre en muchos cuerpos de agua profundos: se llama vuelco térmico.
Este proceso sucede entre diciembre y marzo, cuando las capas superiores del agua se enfrían y se mezclan con las del fondo, que contienen sedimentos, gases y materia orgánica. Al llegar a la superficie, estos compuestos liberan un olor similar al del azufre o los huevos podridos, lo que provoca una percepción inusual entre los visitantes.
¿Por qué mueren peces cuando el lago huele a azufre?
El vuelco térmico no solo cambia el olor del agua, también reduce los niveles de oxígeno disuelto. Esta disminución afecta principalmente a peces pequeños o especies sensibles, que pueden morir en cantidades visibles durante el fenómeno. Lejos de representar contaminación o peligro, es parte de un ciclo natural de limpieza del lago.
¿Cuánto dura este olor y en que temporadas se da?
El olor sulfuroso puede durar de una a tres semanas, dependiendo de la intensidad del frío y del movimiento del agua. Además, suele presentarse durante la temporada invernal, principalmente entre los meses de diciembre y marzo. Una vez que las temperaturas suben y el oxígeno se restablece, el lago vuelve a la normalidad sin afectar actividades recreativas o turísticas. De hecho, después del vuelco, el agua suele lucir más limpia y clara.
Las 5 haciendas más visitadas de Morelos ¡Las tienes que conocer!