La charrería, reconocida como el deporte nacional de México, es mucho más que una disciplina competitiva: es un legado cultural transmitido de generación en generación. En diversas comunidades, los niños crecen viendo a sus padres y abuelos montar a caballo, practicar las suertes charras y portar con orgullo el traje de charro, símbolo de identidad y pertenencia.
Este deporte reúne destrezas ecuestres y un profundo sentido de tradición. Desde la cala de caballo hasta el paso de la muerte, cada prueba refleja la unión entre jinete y caballo, acompañada de indumentaria que distingue la faena, la media gala y la gran gala. La charrería no solo es espectáculo, también representa valores de caballerosidad, respeto y trabajo, consolidándose como un orgullo mexicano que sigue vivo en cada lienzo del país.
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