Expertos en ergonomía y conducción coinciden en que pequeños hábitos pueden marcar la diferencia desde que te subes a tu vehículo.
Ajustar bien el asiento y los retrovisores no es sólo comodidad: evita micro tensiones y ayuda a mantener la calma. Salir con diez minutos de anticipación también puede ayudar a reducir la sensación de urgencia y permite reaccionar con más tranquilidad. Y aunque suele pasarse por alto, respirar profundo tres veces en momentos de frustración baja la frecuencia cardíaca y despeja la mente.
Incluso detalles como bajar el volumen de la radio o conducir unos minutos en silencio pueden convertir el trayecto en un momento de relajación. La clave está en dejar de ver la carretera como un campo de batalla y convertir el coche en un refugio personal que te permita llegar al trabajo con más energía y menos estrés.
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