¡Increíble pero cierto! Investigaciones recientes han revelado que diminutas partículas de plástico ya forman parte de nuestro organismo. Estos microplásticos, que son fragmentos de menos de 5 milímetros, se han detectado en sangre, pulmones, hígado, placenta e incluso en leche materna.
La vía de entrada principal son los alimentos, el agua y el aire; mariscos, sal de mesa, agua embotellada y hasta frutas y verduras cultivadas en suelos contaminados pueden contener restos plásticos. Además, las fibras sintéticas presentes en la ropa se desprenden y llegan al aire que respiramos, facilitando su ingreso al organismo.
¿Son peligrosos los microplásticos en el cuerpo humano?
Sí. Aunque los efectos aún se investigan, los primeros hallazgos sugieren que podrían provocar inflamación, estrés oxidativo y alteraciones en las células. Especialistas señalan que la acumulación de estas partículas en órganos vitales podría tener consecuencias a largo plazo, pero aún no se cuenta con evidencia concluyente en humanos.
¿Se pueden evitar los microplásticos?
En teoría reducir, siempre y cuando se modere el consumo de plásticos de un solo uso; como optar por agua filtrada, preferir ropa de fibras naturales y reciclar de forma. Organismos internacionales como la OMS han solicitado más estudios para comprender el impacto real de estos microplásticos en la salud para así reforzar estrategias contra la contaminación plástica.
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