Vivimos en una época donde se valora el resultado más que el proceso, lo perfecto más que lo espontáneo. En Morelos, muchas personas dejan de aprender o intentar cosas nuevas por miedo al error o a las críticas. Pero comenzar desde cero no solo es válido: es profundamente necesario.
Ser principiante activa la curiosidad, la humildad y la libertad de explorar sin la presión del éxito inmediato. Como plantea el filósofo Byung-Chul Han, hoy somos nuestros propios jueces, y eso agota. Volver al juego, al aprendizaje sin miedo, puede ser el paso más importante para recuperar la creatividad y el bienestar.
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