El pan de masa madre no es solo una moda: su fermentación lenta y la comunidad de microorganismos que habita en él lo hacen más digerible, nutritivo y sabroso que el pan industrial. Las levaduras elevan la masa, las bacterias lácticas aportan acidez y conservación, y las bacterias acéticas dan matices únicos al sabor.
Esta “ganadería microbiana” convierte cada hogaza en un pequeño laboratorio vivo: menos gluten activo, más vitaminas y compuestos que cuidan tu digestión. Además, la fermentación prolongada mejora textura, sabor y frescura sin aditivos. Prepararla en casa es sencillo: solo mezcla harina y agua, aliméntala a diario y tendrás un pan saludable y lleno de vida.
Más allá de lo nutricional, la masa madre representa tradición, sostenibilidad y panadería artesana: cada hogaza cuenta la historia de siglos de cuidado, ciencia y amor por el pan.
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