El cempasúchil, flor emblemática del Día de Muertos, alcanza su máximo esplendor durante octubre gracias a un equilibrio natural entre temperatura, humedad y luz solar. En Morelos, Puebla y el Valle de México, este ciclo coincide con el final de la temporada de lluvias, cuando los días aún son cálidos, pero las noches comienzan a refrescar.
De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el cempasúchil necesita entre 90 y 120 días de desarrollo desde su siembra, que suele realizarse entre julio y agosto. La flor responde al acortamiento de los días y al aumento de la humedad del suelo, lo que estimula su floración masiva a mediados de octubre.
El clima de Morelos, clave para el cempasúchil
En Morelos, municipios como Jiutepec, Cuautla, Tepoztlán y Ayala se han convertido en zonas de producción destacadas por su clima templado y suelos fértiles. Las lluvias de verano permiten un crecimiento vigoroso, mientras que las temperaturas estables de otoño garantizan flores de color intenso y pétalos duraderos.
Los productores locales suelen cosechar las flores entre la tercera semana de octubre y los primeros días de noviembre, justo cuando los mercados se llenan del aroma característico que anuncia la llegada del Día de Muertos.
Xoloitzcuintle: el guardián fiel de los difuntos