Y sí, la proteína es fundamental: construye tejidos, fabrica enzimas y ayuda a transportar oxígeno. El problema surge cuando la obsesión por “maximizar gramos” desplaza a otros nutrientes esenciales, en especial la fibra.

La fibra es clave para la digestión, la microbiota y la prevención de enfermedades cardiovasculares o diabetes. Sin embargo, suele quedar relegada en dietas centradas solo en proteína. Además, muchos productos “proteinizados” esconden azúcares añadidos o aditivos poco saludables.

Los especialistas recomiendan equilibrio: combinar proteínas de calidad (pescado, huevos, legumbres, lácteos naturales) con vegetales, frutas y granos integrales. La clave está en platos balanceados, no en perseguir números aislados. Al final, tu cuerpo funciona mejor con variedad y proporción.

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