Aunque son ingredientes habituales en la cocina mexicana y en muchas recetas tradicionales, el aceite vegetal y la manteca tienen diferencias clave en su composición nutricional. Elegir entre uno u otro puede tener un efecto importante en tu salud cardiovascular y niveles de colesterol, sobre todo si se consumen con frecuencia.
Mientras que la manteca ha sido parte de la cocina casera por generaciones, especialmente en platillos fritos o antojitos, su alto contenido en grasas saturadas y grasas trans la convierte en una opción poco saludable si se usa en exceso. En cambio, los aceites vegetales no refinados, como el de oliva, canola o girasol, ofrecen grasas insaturadas que ayudan a proteger el corazón.
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¿Qué grasas son buenas y cuáles conviene evitar?
De acuerdo con estudios médicos, las grasas insaturadas presentes en muchos aceites vegetales pueden reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar el bueno (HDL). Por el contrario, las grasas saturadas y trans, más comunes en la manteca de cerdo o en mantecas vegetales industrializadas, elevan el riesgo de enfermedades del corazón y presión alta.
Eso no significa que el aceite sea libre de riesgos: si se reutiliza muchas veces para freír, o si se usa en exceso, también puede volverse perjudicial.
¿Cuándo se puede usar manteca sin tanto riesgo?
Aunque lo ideal es limitar su consumo, usar manteca ocasionalmente en platillos específicos o recetas tradicionales no representa un riesgo grave, siempre y cuando sea con moderación. Para quienes buscan sabor y textura sin afectar tanto la salud, se puede optar por combinaciones controladas o alternativas más ligeras, como aceite de aguacate.
Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública (México) - Guías alimentarias de México 2023
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