El arte ancestral de leer el clima
Mucho antes de que existieran los satélites o las apps del clima, nuestros ancestros predecían el tiempo observando la naturaleza. Sí, tal cual: miraban el cielo, los animales, las plantas y las fases de la luna para saber si llovería o habría sequía.
Uno de los métodos más fascinantes, tan antiguo como sabio, consistía en observar los primeros 12 días de enero, cada uno representando el clima de los 12 meses del año. Por ejemplo, si el 10 de enero hacía frío o llovía, significaba que octubre traería ese mismo clima.
Los campesinos llevaban una bitácora del tiempo: anotaban la temperatura, la dirección del viento, si el cielo estaba despejado o nublado, y con eso podían planificar sus siembras y cosechas. Para ellos, leer las cabañuelas era una forma de sobrevivir, una conexión directa con la tierra y el cielo.
Hoy, con el avance de la ciencia y el cambio climático alterando los patrones del tiempo, esta tradición se está perdiendo. Sin embargo, muchos aún la practican como un ritual de sabiduría popular y un recordatorio de lo mucho que la naturaleza puede enseñarnos… si sabemos observar.
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