Durante décadas, en Inglaterra existió una figura todopoderosa en los clubes de fútbol: el mánager. Un perfil que decidía desde fichajes hasta cómo se entrenaba el equipo.
Pero eso ya casi no existe. Hoy, la tendencia en todo el mundo —incluido Reino Unido— es dividir responsabilidades: el entrenador se enfoca en el trabajo táctico del día a día, mientras que un director deportivo toma decisiones estratégicas y estructurales.
¿Y quién los despide cuando las cosas van mal? Muchas veces, ni siquiera es el director deportivo: son los dueños, quienes pagan, mandan… y presionan por resultados.
Así que sí, la pizarra importa, pero también saber navegar entre intereses, egos y estructuras empresariales.
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¡Bádminton Morelense rumbo al nacional!