El barro rojo de Morelos y el barro negro de Oaxaca son dos de las expresiones artesanales más representativas del país. Aunque ambos parten de la misma raíz; la arcilla, su elaboración, acabado y significado cultural varían de manera notable.
Mientras en Morelos el barro rojo mantiene un vínculo estrecho con la cocina y la vida cotidiana, en Oaxaca el barro negro se ha convertido en una pieza de identidad y ornamento reconocida a nivel internacional.
¿Cómo es el barro rojo de Morelos?
El barro rojo morelense se caracteriza por su tonalidad rojiza, resultado de la arcilla rica en óxidos de hierro que se encuentra en la región. Su acabado suele ser mate y pulido con piedra o barro, lo que le da una textura suave pero natural.
Este tipo de cerámica es ampliamente utilizado en la cocina tradicional para elaborar ollas, cazuelas y jarros, ya que soporta altas temperaturas. En municipios como Tlayacapan aún se conserva esta práctica ancestral que forma parte de la identidad cultural de Morelos.
¿Qué distingue al barro negro de Oaxaca?
El barro negro, originario de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, destaca por su color oscuro y brillante, que se obtiene gracias a una cocción especial a baja temperatura en hornos de leña. Este proceso transforma la arcilla y le otorga ese acabado único que lo ha hecho famoso en todo el mundo.
A diferencia del barro rojo, las piezas de barro negro suelen tener un carácter más ornamental que utilitario. Son comunes los floreros, jarrones y figuras decorativas, aunque también se producen utensilios de uso doméstico, con la limitante de ser más frágiles.
Barro rojo vs barro negro: ambos son tradición y de valor cultural
Aunque el barro rojo de Morelos representa la conexión con la vida diaria y la cocina tradicional mexicana, mientras que el barro negro de Oaxaca un emblema turístico y cultural que proyecta la riqueza artesanal del país. Ambos, sin embargo, comparten la esencia de mantener vivas técnicas ancestrales y transmitir la identidad de sus comunidades a través de la alfarería.
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