La esclerodermia es una enfermedad autoinmune crónica que provoca el endurecimiento y engrosamiento de la piel y, en ocasiones, de los órganos internos debido a la acumulación excesiva de colágeno. Afecta principalmente a mujeres entre los 30 y 50 años, aunque puede presentarse en cualquier persona.
En México, se estima que miles viven con esta condición, que varía desde formas localizadas que afectan sólo a la piel, hasta formas sistémicas, que comprometen órganos como pulmones, corazón y riñones. Aunque no tiene cura, los tratamientos buscan aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida.
¿Cómo se manifiesta la esclerodermia?
La esclerodermia ocurre cuando el sistema inmunológico ataca erróneamente los tejidos conectivos, generando fibrosis. La esclerodermia localizada se limita a parches de piel dura o bandas lineales, comunes en niños. La esclerodermia sistémica es más grave ya que puede afectar los vasos sanguíneos, articulaciones y órganos internos.
Síntomas de la esclerodermia
- Fatiga
- Piel tensa
- Dolor articular
- Dedos hinchados
- Fenómeno de Raynaud (dedos que cambian de color con el frío)
- En casos severos, dificultades respiratorias o cardiacas.
¿Cómo afecta la esclerodermia a los humanos?
Los cambios en la piel pueden limitar la movilidad y causar incomodidad estética, mientras que las complicaciones sistémicas, como la hipertensión pulmonar, pueden ser mortales. El impacto emocional es significativo, con pacientes enfrentando ansiedad y depresión debido a la cronicidad de la enfermedad.
En la República Mexicana, el acceso a tratamientos como inmunosupresores, terapias físicas o vasodilatadores es crucial, pero puede ser limitado. El apoyo psicológico y las asociaciones de pacientes desempeñan un rol clave en el manejo integral.