Mucho antes de los callejones, los cafés y los edificios coloniales, los museos, Cuernavaca ya guardaba un secreto bajo tierra; pues existe una compleja red de pasadizos subterráneos que conectan puntos clave del actual Centro Histórico. Estos túneles, tallados por los tlahuicas en la época prehispánica, servían como rutas de escape y comunicación durante tiempos de conflicto.
Aunque gran parte de estas estructuras hoy están clausuradas, algunos accesos aún existen bajo templos, escuelas e inmuebles antiguos. Documentos del siglo XVI han mantenido viva la historia de este sistema oculto que aún despierta curiosidad entre locales y visitantes.
¿Realmente existen los túneles secretos de Cuernavaca? ¿Dónde están?
A lo largo del Centro Histórico se han documentado accesos o restos de túneles en el Jardín Borda, el Teatro Ruiz de Alarcón, el Colegio Cristóbal Colón y la Catedral. Aunque en su mayoría están sellados, algunos tramos aún existen en propiedades privadas o bajo edificios antiguos.
Historiadores y arqueólogos coinciden en que no se ha explorado todo el sistema, por lo que aún podrían existir secciones ocultas bajo tierra.
¿Todavía se pueden visitar los túneles secretos de Cuernavaca hoy en día?
Actualmente, la mayoría de los túneles prehispánicos bajo Cuernavaca se encuentran cerrados o inaccesibles al público debido al deterioro, riesgos estructurales o porque pasan por debajo de propiedades privadas. Sin embargo, en algunas restauraciones o intervenciones arqueológicas se han podido observar fragmentos conservados, sobre todo en zonas como el Jardín Borda, el Teatro Narciso Mendoza y la Catedral.
Aunque no existe una ruta turística oficial para recorrerlos, hay guías locales que ofrecen recorridos por la historia de estos pasadizos, señalando los puntos donde aún se conservan accesos visibles o documentados.
¿Para qué se usaban los túneles secretos en Cuernavaca?
Los túneles eran una herramienta clave para la defensa militar; ya que conectaban espacios estratégicos como el antiguo Tecpan (hoy Teatro Narciso Mendoza), la Catedral, el Palacio de Cortés y la barranca de Amanalco. Estas rutas subterráneas eran utilizadas para escapar, lanzar ataques sorpresa o proteger símbolos de gobierno y culto.
Estos estaban tallados en tepetate, un material volcánico resistente, y eran lo suficientemente estrechos para permitir el paso de una persona a la vez. Algunos tenían varios metros de longitud y fueron reutilizados más tarde por autoridades coloniales.
¿Has entrado alguna vez a los túneles secretos de Cuernavaca?
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